Después de todo, cómo leer la biblia? Para muchos, la lectura de la Biblia es un refugio para sacar palabras de consuelo o encontrar algo que guíe su vida. Pero es cierto que leer la Biblia de un tirón no es nada fácil. ¿Por qué no leerlo en "pequeños trozos"? Los laicos no son los únicos que lo hacen. También entre los religiosos se lee así la Biblia, siguiendo la liturgia.

13 consejos para que tengas en cuenta cómo leer la Biblia

Aquí tienes algunos consejos para querer abrir la Biblia o continuar donde lo dejaste. La aventura es un poco loca cuando se sabe que hay 73 libros, que abarcan casi 2.000 años de historia. Pero estos consejos que te damos a continuación te ayudarán a evitar que te confundas o que abandones la lectura.

1. La Biblia no es para leerla, sino para escucharla

Avanza con confianza en los textos y en sus autores, confianza también en el Espíritu que se cierne sobre cada escrito. No veas estos textos como libros antiguos, sino como libros vivos que hablan.

2. No busques un mensaje moral

Este no es un libro para ofrecernos reglas morales. Para eso tenemos los diez mandamientos, ¡suficiente! En el centro de este libro está el hombre en busca de Dios. Cada página pretende comprender y revelar el misterio del hombre que lucha con el misterio de Dios. Y sus consecuencias.

3. Buscando a Jesús

Leemos la Biblia para entender si Jesús es realmente el Señor. Para nosotros, los cristianos, esta perspectiva es crucial. Nos anima a ver cómo todas las palabras de este texto encuentran su cumplimiento y su sentido en la persona de Jesús.

4. Ver el ser humano

El libro debe entenderse como un libro humano. Es un libro escrito por hombres que hablan de hombres y de sus historias, tratando de entender la humanidad a la luz de la fe en Dios. Esa humanidad es increíble. Es el de Jesús, su momento culminante.

5. Acepta tus límites

La Biblia tiene sus límites. No es un libro perfecto. Hay pecados e infamias, pero también errores, incoherencias y sobre todo visiones limitadas del hombre y de Dios. Es un libro en constante evolución que va revelando el rostro de Dios, con grandes saltos y algunos retrocesos.

6. Leer todos los días

La Biblia debe ser leída diariamente. Hay que entrar en un ritmo de escucha diario, donde la constancia da paso a la curiosidad y la pasión.

7. Leer en trozos pequeños

La Biblia debe leerse poco a poco, para facilitar la asimilación de lo que se acaba de leer. Y no es necesario entender todas las palabras del texto, sino captar el aspecto que más nos llame la atención y pueda ser útil para avanzar en nuestro camino.

8. Leer sin miedo

No hay que tener miedo a equivocarse en la interpretación del texto, basta con escuchar con atención y sinceridad. El Espíritu está en el texto, pero también en nuestro corazón.

9. Tener un buen material de lectura

También necesitamos buenos medios de comunicación que nos acompañen en nuestra lectura. Por ejemplo, es importante tener una buena edición, con comentarios y notas sobre el texto. Sobre este tema, se puede encontrar en la red y en las librerías un gran número de comentarios bíblicos.

10. Leer juntos

La lectura personal es buena e importante, pero también lo es la lectura comunitaria. Confrontar y compartir con alguien que está acostumbrado a leerlo nos ayuda y apoya en este camino. No importa que otros sepan más que nosotros porque están más avanzados que nosotros en su camino. Este ejercicio no debe desanimarnos, sino sólo inspirarnos.

11. Leer, pero también escribir

La Biblia debe ser leída, pero también escrita. El uso de un cuaderno para anotar las frases que nos impresionan y las reflexiones que surgen de la lectura es muy útil, sobre todo al principio.

12. Reza siempre

Debemos rezar mientras leemos la Biblia. Antes, durante y después de la lectura, la oración es el signo y el apoyo de quien quiere escuchar a Dios. Comenzar con la oración de los salmos, recitando al principio sólo los que más nos gusten. Esto es muy importante.

13. Alégrate de cada descubrimiento

Cuando empezamos a maravillarnos de ciertas cosas que leemos, a asombrarnos, es porque estamos a punto de comprender que la semilla que Dios plantó en el otoño de la lectura agotadora está dando los frutos de una primavera floreciente.