Hay muchas cosas que exigen nuestra atención y nuestra energía: el trabajo, los hijos, el cónyuge, las aficiones... son las exigencias normales de la vida. Y debemos tener cuidado de no dejar que se apoderen de nuestra relación con Dios.

En el primero de los Diez Mandamientos, Dios nos ordena no tener más dioses que Él (Éxodo 20:3). Y leemos en el Deuteronomio (5:8-9): "No te harás ninguna imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni de lo que está abajo en la tierra, ni de lo que está en las aguas más abajo de la tierra. No te inclines ante ellas, ni las adores, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso".

De todas esas cosas que exigen nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestros pensamientos y nuestra atención, ¿cuántas han ocupado el lugar que debería corresponder a Dios? Cambia ese hecho con esta oración.

Oración del día

Querido Dios, vengo a ti ahora, no buscando consuelo ni pidiendo, sino agradeciendo todo lo que haces por mis seres queridos y por mí.

Gracias por llenar mi vida de bendiciones, incluso las que aún no entiendo. Sé que, en tu infinita sabiduría, cada prueba a la que me sometes contiene una gran ayuda, y te estoy infinitamente agradecido.

Gracias, con cada nuevo amanecer, por darme la oportunidad de contemplar las maravillas de tu creación, y de tener la salud que le sigue.

Gracias por no abandonarme nunca y por proporcionarnos el pan de cada día, por el trabajo, por la familia, por los amigos, por todas las personas que han entrado en nuestra vida.

Gracias por ser mi paz, mi consuelo, mi salvación, por darme la fuerza que necesito para seguir adelante cada día.

Gracias por cada una de las bendiciones que me das y por estar siempre ahí en cada momento.

En su nombre, digo: ¡Amén!"

Mensaje y pensamiento del día

La clave para vivir la vida abundante que Dios nos ofrece -su amor, su paz y su alegría- es darle el lugar que le corresponde en nuestras prioridades. Dios le dijo a Abraham: "Vive siempre en mi presencia y sé irreprochable" (Génesis 17:1). Observa que la exigencia de Dios es que vivamos siempre ante él. Para ello, debemos acostumbrarnos a rezar, a adorarle y a dedicar tiempo regularmente al estudio de su Palabra.

Amo la Palabra de Dios. Es extraordinario. Hay sabiduría, ánimo, consuelo e inspiración para todos los problemas imaginables. Aporta paz y estabilidad a nuestro espíritu y renueva nuestra mentalidad (Romanos 12:2). ¡Sumérjase en sus páginas con placer!

Por qué mantener a Dios en primer lugar

Que tu objetivo sea tener una relación profunda e íntima con Dios. Abre todas las áreas de tu vida a Él. Si estás constantemente buscando respuestas y señales de aprobación de los demás, lleva esa pregunta a Dios y pídele que te ayude a mirar hacia Él. (Tesalonicenses 2:4). Al que se esfuerza por complacerle, Dios le promete bendecirle y hacerle prosperar.

Si decides servir a Dios con todo tu corazón y ponerlo en primer lugar en tu vida, tu alma florecerá y tu alegría y paz aumentarán. Apóyate primero en él y dile: "Señor, quiero hacerlo, pero no puedo hacerlo sin ti". No espera que vivas para él con tus propias fuerzas y es comprensivo cuando cometes errores.