Las misericordias de Dios se renuevan cada mañana, por eso te traemos esta hermosa Oración para empezar el día, para que el Señor tome el control y nos muestre la gracia de su buena voluntad.

Oración del día

Oración del día

No hay mejor manera de empezar un nuevo día que ir a la presencia de nuestro Padre Celestial, orar y descansar en sus manos. Cuando elevamos una oración para comenzar el día cada mañana, como creyentes en el Dios vivo y en Cristo Jesús, activamos las bendiciones en el cielo.

"Padre Dios hoy me despierto dándote las gracias por abrir mis ojos a un nuevo día.

Gracias oh Dios por Jesucristo en mi vida y por tus misericordias eternas.

Por medio de esta oración, te alabo, mi Señor, reconociendo que eres noble y todopoderoso.

Sólo tú eres digno de toda alabanza y gloria, amén.

Te pido que empieces este día confiando en Él.

Veré la manifestación segura de tu buena voluntad y tu misericordia.

Dios, en el nombre de Jesús, toma el control de mi vida.

Y que el cielo venga a mí en este día con sus bendiciones.

Guíame Señor, dirige mis pasos en todo momento y en todo lugar.

Tú eres un Dios poderoso en el que me deleito.

Por eso sé que concedes las peticiones de mi corazón.

Oh Dios, en el nombre de Jesús, te pido hoy que abras los cielos.

Y activar sus bendiciones y misericordias.

Para que todo lo que haga hoy sea coronado por el éxito.

Según su buena, agradable y perfecta voluntad,

Gracias, Dios. Amén".

Mensaje y pensamiento del día: ¡sé resistente!

A pesar de una vida difícil y de las peores pruebas inimaginables, algunas personas consiguen recuperarse y encontrar la felicidad , mientras que otras se hunden en la tristeza y la depresión al menor acontecimiento negativo. Esta capacidad de recuperarse en la vida se llama resiliencia.

La resiliencia es nuestra capacidad para afrontar las crisis y los retos de la vida cotidiana con la ayuda de nuestros recursos personales y sociales y utilizarlos como una oportunidad de desarrollo.

La resiliencia no significa negar la adversidad y fingir que no ha pasado nada para poder seguir adelante. Por el contrario, hay que enfrentarse a los acontecimientos. Es un proceso dinámico que se extiende durante un tiempo más o menos largo y que permite al cristiano atravesar sus pruebas e incluso salir fortalecido de ellas.